sábado, 21 de febrero de 2015

Aquel 22 de Octubre



Rondaba desde hacía mucho tiempo en mi cabeza un sueño no cumplido de ver in situ un partido de fútbol en la cuna de este deporte, Inglaterra. Muchas han sido mis visitas a territorio Inglés pero, por unas cosas o por otras, nunca tuve la oportunidad de asistir a un encuentro de fútbol por allí.

Surgió entonces el sorteo de UCL donde se emparejaba al RMCF con el Liverpool FC, ¡qué ocasión para conocer el histórico Anfield! Estaba decidido. Sin embargo, por las cosas de la vida, la cosa se complicó por motivos que no vienen al caso, y prácticamente, se me había vuelto a esfumar la ocasión. Pero allí, estaba ella, mi mujer, para darme el empujón necesario y, no solamente eso, sino que me busco el mejor acompañante posible: Sergio.

El día empezaba muy temprano, despertador a las 5 de la madrugada, taxi y al aeropuerto. Sergio llevaba cierto nerviosismo, Anfield, Inglaterra y, sobre todo, su primer viaje en avión.

Llegamos al Aeropuerto John Lennon con un día nublado y lluvioso, ¡cómo no! Sergio ya parecía más tranquilo y mucho más ilusionado, si cabe. Pasamos un gran día haciendo turismo por la ciudad de los Beatles (The Cavern incluido, claro) y alguna compras pero ansiábamos la hora de acercarnos al Estadio.

Por fin, llegó. Nos acercábamos en el autobús a Anflied y se preparaban los teléfonos buscando las primeras fotos del Estadio.  Subía el nerviosismo. Bajamos del autobús y lo primero que nos encontramos fue a los chicos del Juvenil A que habían jugado esa tarde la Youth League. Las sensaciones según nos acercábamos al Estadio son dificilmente explicables para un aficionado al fútbol como yo. 

Aledaños del Estadio. Recorrimos las famosas puertas Prayslei y Shankley y el monumento de Hillsborough. Se respiraba FÚTBOL por los cuatro costados. Buscamos nuestra puerta de entrada a la Tribuna “Anfield Road” donde teníamos nuestra localidad. El corazón latía con más fuerza al alcanzar el vomitorio de acceso y allí estaba. THIS IS ANFIELD. Momento cumbre junto con el “You’ll never walk alone” justo antes de comenzar el encuentro.

El resto solo hizo que redondear el gran día vivido. Ejemplar comportamiento de aficiones, gran partido de fútbol y mejor resultado.

Nuestro viaje de vuelta, como podéis imaginar, lo pasamos durmiendo con la felicidad de haber cumplido un sueño. Desde ese día, en la puerta de la habitación de Sergio se puede ver


Gracias a todos los que lo hicisteis posible.

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